La rizartrosis o artrosis del pulgar es una enfermedad que se refiere a la artrosis con cambios degenerativos de la articulación del pulgar entre el primer metacarpiano y el hueso trapecio, específicamente es el desgaste del cartílago presente en la articulación.

Causas

Entre la causa más común de la artrosis del pulgar nos encontramos con presencia de rizartrosis en personas que realizan movimientos repetitivos de esta articulación a lo largo de años. Estas actividades pueden ser laborales, deportivas y más recientemente aparecen rizartrosis asociadas a actividades cotidianas como por ejemplo el uso del teléfono móvil.

Otros factores se asocian a factores predisponentes como cambios hormonales en la mujer (menopausia), lesiones anteriores en la articulación como fracturas, subluxación o tendinitis, también factores de nacimiento como capsula laxa o debilidad ligamentosa.

Síntomas

El principal síntoma y el responsable de que el paciente aparezca por la consulta es el dolor en toda el área de la articulación del pulgar, ya sea de manera selectiva en dicha articulación o irradiado a muñeca y mano. Otro síntoma muy frecuente es la inflamación que provoca presión en la articulación y también dolor.

El dolor aumenta sobre todo con movimientos circulares y rotativos del pulgar lo que nos va a limitar la realización de actividades cotidianas que necesiten fuerza y precisión del pulgar.

Tratamiento Médico quirúrgico

El tratamiento conservador de esta enfermedad va a ser la prescripción de antiinflamatorios no esteroideos (AINES) y también el uso de una férula para el pulgar.

A veces es necesario la intervención quirúrgica como pueden ser la trapectomía o la prótesis de pulgar.

Tratamiento de fisioterapia

El objetivo de la fisioterapia va a ser conservar tanto la fuerza como la flexibilidad de la mano, así como disminuir los síntomas intentando que la persona mantenga un nivel de actividad lo más normal posible.

El tratamiento va a depender del estadio y la posibilidad de que el paciente haya sido intervenido.

Entre las técnicas que vamos a utilizar nos encontramos con las siguientes: ejercicios de movilidad, habilidad y fortalecimiento, aplicaciones locales de frio y calor. Electroterapia analgésica, masoterapia y ultrasonido.