Periostitis Tibial. Causas, síntomas y tratamiento
Antes que nada, debemos saber a que nos referimos cuando hablamos de periostitis, es la inflamación del periostio que es la membrana de tejido conectivo que recubre al hueso. La zona que por lo general se suele ver afectada por esta patología es la tibia en la región que comprende entre los músculos soleo y tibial posterior.
Las causas más comunes de esta afección vienen dadas por sobrecargas mecánicas de estos músculos, aunque también es posible, en menor medida, una periostitis de origen infeccioso bacteriano. Tiene gran afectación en deportistas, sobre todo en corredores y en otros deportistas, generalmente en deportes en que se corre mucho y por lo tanto se hace un uso excesivo de las estructuras tibiales, un trauma directo sobre la tibia también puede producir una inflamación del periostio.
Los deportistas que más habitualmente sufren esta patología son aquellos en los cuales la planta del pie se encuentra orientada hacia afuera (es decir, en pronación) lo que va a mantener en tensión el músculo tibial posterior durante la fase dinámica de la carrera ya que una de sus principales acciones es la supinación o lo que es lo mismo, orienta el pie hacia dentro.
Entre los síntomas destacamos el dolor que aparece en la región central y en la región interna de la pierna a la altura de la tibia, empezará con un dolor de poca intensidad y va a ir aumentando poco a poco hasta llegar a convertirse en un dolor punzante que aparecerá incluso en reposo y siendo incluso de carácter nocturno.
En cuanto al tratamiento debemos empezar eliminando las causas. Por lo que el deportista deberá en un primer momento parar el entrenamiento y estudiaremos un posible pie en pronación. Además de valorar una posible atrofia de los músculos tibial posterior y soleo, si es detectada en fase aguda el mejor tratamiento es el uso de crioterapia y reposo, y pasados esta fase se debe valorar el uso de otras técnicas como la masoterapia tipo Vogler que está especialmente indicada para esta patología, punción seca, estiramientos, y fortalecimiento de la zona en caso de atrofia. Una vez hemos controlado el proceso es importantísimo saber acertar con la causa además debemos tener en cuenta tanto la técnica de entrenamiento como la superficie sobre el que se práctica este ya que una superficie excesivamente dura va a ser un factar desencadenante mas.